AVE CÉSAR

Más vale reír y no llorar. Ya no se podía rizar más el rizo.

Ha llegado el verano, y con él el fin de los exámenes, el dulce olor del mar, los vestiditos de vida alegre y las tardes intrerminables en el campo rodeada de animales y andando descalza sinténdome como la más hippie de mi generación. Pero el verano no viene solo, a él le acompaña esa sensación que desde que cumplí 16 me invade cada vez que pongo un pie en ADECCO a primeros de julio para que unas remilgadas que apenas te sobrepasan en edad y que apenas gesticulan seguramente debido a las temperaturas a las que tienen el aire acondicionado para que sus culitos no pasen calor, me apunten en una de esas listas negras de aquellas que están destinadas al peor del los infiernos otro año más. Una lista negra que enumera a todas y cada una de las jóvenes de Molina de Segura que son afortunadas por que la mano del gran César les toca y son elegidas.

Si y digo bien, jóvenes, porque este año, como decía al comienzo, esta gran fábrica de porquería enlatada tenía preparada una sorpresa más para aquellas que han dedicado largos años a sacarla adelante. La madre de una gran amiga, que enseñó a muchas como yo, que crió a las jovenzuelas que hoy ocupan su lugar en esta empresa, tuvo que escuchar como le negaban el trabajo cuando como cada verano bajó a pedírselo a las estiradas de sonrisa ensayada.

Qué ocurre, ¿las "viejas" tienen menos sangre de la que chupar? Vaya, ahora además de ser malo ser mujer, es malo ser inmigrante, pero además es malo hacerse mayor. Seguramente es mejor no dar trabajo a las que llevan siglos levantándo tu fabrica pues la modalidad de contrato que para ellas se precisa te sale demasiado caro.

OOOOOOh gran César, tu que deambulas por entre las máquinas, cual enanito cabrón al que los años y el dinero le están consumiendo y que ve el símbolo del euro en la frente de aquellas personas que hacen que su fábrica salga adelante...¿acaso no eres persona tu también?¿no sientes y padeces como todos los demás?

Tu que te crees dueño de todos aquellos que trabajan para tí, que deambulas por tu fábrica soltando berridos a todos aquellos que intentan hacerlo lo mejor posible, que eres temido y no por eso respetado...también envejeces y eres hijo de una de esas Evas que como tus trabajadoras tienen familias, hijos e hijas a los que alimentar, son personas, con obligaciones pero también con derechos que acostumbras olvidar.

Este año tenemos que ser más fuertes, demasiado fuertes, trabajar once horas si tienes suerte y regalándole la última media a aquel que se enriquece a costa de la salud de muchas de nosotras y que hace turnos inhumanos para no tener que pagarte una mísera media hora en la que comer algo para aguantar ese calvario. Soñaré con comerme un bollo que consiga ocultar en mis inexistentes bolsillos encima de la taza de un water mientras que la limpiadora (que también tiene licencia para tratarte mal) golpea tu puerta porque considera que ya has tardado demasiado tiempo.

Cuanto durará esto... como decía, cada año saben rizar más el rizo, exprimen los límites de la ley descaradamente, como he dicho más de una vez, hecha la ley, hecha la trampa y esto es algo que han aprendido a la perfección y que les da liciencia para todo, pero espero que llegue el día en que el pan y el circo ya no le sirva de mucho al gran César.