Si hay que remachar, pues se remacha

Bueno,,, ya estamos aquí, con nuevos aires reciclados, con mucho mono de playa y morenitas perdidas, un moreno que, al igual que nuestra depresión posvacacional, también irá desapareciendo gradualmente.

Como decía en entradas anteriores, este verano, he explorado nuevos campos dentro del terreno laboral, he sido remachadora. Mi empleo temporal no ha carecido de ironía sobre todo ante el hecho de que una de mis publicaciones anteriores la de Rosie la remachadora, hablaba precisamente de cientos de mujeres estadounidenses que saliendo de sus hogares comenzaron a desempeñar este trabajo al que tanto cariño le he tomado.

Mi lugar de trabajo, un paraíso femenino, en el que la mayoría de puestos de responsabilidad están ocupados por mujeres, todas nosotras remachando, atornillando, cableando...como diría un buen amigo mío:¡¡¡qué maravilla!!! Y para sorpresa de muchos, la fábrica no va a pique, al contrario, crece. No se trata, sin desilusionar a todos aquellos que ya los estaban pensando, de un ambiente lésbico cual peli porno en el que todas con poca ropa y sudorosas nos secamos unas a otras, ¡no!, ese entorno laboral realmente existe y marcha viento en popa, y yo, orgullosamente, he formado parte de él.

Pues bien, qué mejor "bitacorera" que aquella que lleva a la práctica aquello de lo que habla, no hay nada que nosotras no podamos hacer, nada...

Hasta la vista Loli, Vero 1, Vero 2,Vero 3, Sonia, al gran Mario y al jóven y bandarra Jose.